España es el tercer país productor de piensos para la ganadería en Europa. Con una producción anual cercana a los 31 millones de toneladas, la fabricación de alimentos compuestos para animales constituye una actividad estratégica en nuestro país.
Tanto la industria como los consumidores finales exigen unos requisitos de calidad y buenas prácticas en la producción de la alimentación animal como parte de la cadena alimentaria humana, con el espíritu del eslogan "de la granja a la mesa".